En mi primer post del blog ya os mostré los tipos de alteraciones en los que podíamos ayudar desde la logopedia, entre otras estaban las alteraciones en la comunicación, el lenguaje, el habla y las funciones orales no verbales. Estas son las alteraciones que mayoritariamente se ven afectadas tras un ictus pero, ¿cuál es el papel de la logopedia tras un ictus? y ¿qué es el ictus?
Estas son las alteraciones que mayoritariamente se ven afectadas tras un ictus pero, ¿cuál es el papel de la logopedia tras un ictus? y ¿qué es el ictus?
El accidente cerebrovascular (ACV) es, según la Organización Mundial de la Salud (OMS) un síndrome clínico de desarrollo rápido debido a una perturbación focal de la función cerebral de origen vascular y de más de 24 horas de duración. Sus consecuencias dependerán del lugar y el tamaño de la lesión. Desde el punto de vista logopédico, las consecuencias pueden ser las alteraciones que se han nombrado anteriormente.
El logopeda es el profesional especializado en la prevención, evaluación, diagnóstico y tratamiento de los trastornos del lenguaje, la comunicación, la voz y la deglución. Tras un ictus, su intervención se enfoca en varias áreas clave.
El objetivo de la rehabilitación después de un ACV, desde la logopedia, es que la persona alcance un nivel funcional óptimo, tanto físico, como mental y social, además de compensar los déficits producidos por el ictus, recuperar las funciones alteradas y enseñar métodos de compensación en aquellas que no son recuperables para tratar de lograr una autonomía y mejorar sus síntomas y relaciones sociales.
¿En qué momento se debe intervenir desde la logopedia? En la fase aguda, fase subaguda y fase tardía o de estabilización. La fase aguda se caracteriza por ser la que normalmente se lleva a cabo en las unidades especializadas en la patología, en el hospital. En este primer momento lo que se busca es la prevención, diagnóstico y tratamiento precoz de las complicaciones y estimar el pronóstico. En la segunda fase o fase subaguda el objetivo es obtener el máximo grado de funcionalidad posible al recuperar las capacidades perdidas. En la fase crónica o de seguimiento es donde se trata de objetivar la reinserción óptima a nivel familiar, social y a veces laboral.
Dentro de las secuelas más habituales a posteriori del ACV y que se mantiene incluso en la última fase de rehabilitación:
1. Lenguaje y comunicación (afasia)
Muchas personas sufren afasia tras un ictus, una alteración del lenguaje que puede afectar la capacidad para hablar, entender, leer o escribir. El logopeda trabaja para:
2. Habla (disartria y apraxia)
Cuando los músculos implicados en el habla están debilitados o mal coordinados, puede aparecer disartria o apraxia del habla. El logopeda ayuda a mejorar:
3. Deglución (disfagia)
Uno de los riesgos más graves tras un ictus es la disfagia, dificultad para tragar alimentos o líquidos, que puede provocar desnutrición o neumonía por aspiración. El logopeda evalúa y trata este problema mediante:
Cuanto antes se inicie la intervención logopédica, mejor. Idealmente, debe comenzar en la fase hospitalaria y continuar durante la rehabilitación en el hogar o centro especializado. El trabajo del logopeda se adapta a la evolución del paciente, sus necesidades específicas y sus capacidades.
La logopedia tras un ictus no solo se enfoca en recuperar funciones, sino también en mejorar la calidad de vida del paciente. La pérdida del lenguaje o la capacidad de tragar puede generar frustración, aislamiento y depresión. Por eso, el logopeda también colabora con el entorno del paciente, enseñando formas de comunicación efectivas y proporcionando apoyo emocional.
El ictus no solo afecta al cuerpo, también impacta profundamente en la forma en que las personas se comunican e interactúan con su entorno. La logopedia juega un papel fundamental en la reconstrucción de la autonomía, la dignidad y la conexión social del paciente. Si tú o un ser querido ha sufrido un ictus, no dudes en contactar conmigo: su intervención puede marcar una gran diferencia.