El chupete es un aliado común en la crianza de los bebés. Ayuda a calmar el llanto, favorece el sueño y satisface el reflejo de succión no nutritiva. Sin embargo, su uso prolongado o inadecuado puede tener implicaciones en el desarrollo del habla y del lenguaje. ¿Qué dice la evidencia? ¿Cuándo se convierte en un riesgo más que en un beneficio? Te lo explico.
El lenguaje oral implica una coordinación compleja entre los músculos de la boca, la lengua, los labios, la mandíbula y las cuerdas vocales. Durante los primeros años de vida, los bebés comienzan a explorar sonidos, balbucear, imitar gestos y finalmente a decir sus primeras palabras. Para que este proceso ocurra con normalidad, es importante que tengan libertad para mover la boca y experimentar con diferentes sonidos.
Cuando el chupete se utiliza de forma ocasional, especialmente en momentos de sueño o consuelo, no suele generar problemas en el desarrollo del lenguaje. Sin embargo, cuando su uso es constante o se extiende más allá de los dos años, puede interferir con:
• La articulación de sonidos: El chupete impide que el niño practique ciertos movimientos necesarios para hablar con claridad.
• El tiempo de interacción verbal: Si el bebé tiene el chupete en la boca durante largos periodos, es menos probable que intente hablar o comunicarse.
• El desarrollo de la musculatura orofacial: Un uso excesivo puede afectar la forma en que se desarrollan los músculos y estructuras bucales, lo cual influye directamente en el habla.
La mayoría de los expertos en salud infantil y logopedas coinciden en que el uso del chupete debería disminuirse progresivamente a partir del primer año de vida, y eliminarse antes de los 2-3 años. A partir de esa edad, el riesgo de retrasos en el habla, alteraciones en la dentición y problemas de pronunciación aumenta.
• Ofrece alternativas: objetos de consuelo como peluches o mantas pueden reemplazar al chupete.
• Fomenta la comunicación: habla, canta y juega con tu hijo para estimular su lenguaje.
• Establece rutinas: limita el chupete a momentos específicos, como la hora de dormir.
• Sé paciente: dejar el chupete es un proceso gradual y requiere comprensión y constancia.
El chupete no es enemigo del desarrollo infantil, pero como muchas herramientas de crianza, su uso debe ser equilibrado. Estar atentos a las señales del lenguaje y fomentar la comunicación desde los primeros meses es clave para un desarrollo saludable. Si tienes dudas o notas retrasos en el habla, no dudes en consultarme.